Avui llegia una entrevista que fa uns nou anys li van fer al professor Gordon Wells. Us reprodueixo un extracte. A mi m’ha fet pensar força sobre el deure de resisitir que ens advertia Philippe Meirieu.
Per cert, gràcies al professor J. Lino Barrio Valencia de la Universidad de Valladolid, per l’entrevista.
– Creo que hay ahora una fuerte orientación conservadora en las decisiones políticas sobre educación -por ejemplo, en UK, en USA, en Ontario…- claramente opuestas al pensamiento ‘progresivo’ sobre la educación de las últimas décadas. Esto supone un reto para aquellos preocupados por conseguir un sistema educativo para una sociedad democrática. ¿Cómo crees que los profesores – desde educación infantil hasta la Universidad- pueden superar la contradicción entre la forma en la que quieren ‘enseñar’ -los valores de libertad, responsabilidad, pensamiento crítico, etc.-, y las presiones de las estructuras educativas y de la realidad de nuestra sociedad?
– No es una pregunta difícil de contestar, aunque la respuesta es una tarea muy difícil de llevar a cabo. Me parece que fue N. Postman quien escribió un libro sobre la educación como actividad subversiva, y de alguna forma supongo que esto es lo más importante de lo que tendría que decir… Creo que tenemos que adoptar una perspectiva a largo plazo. Es verdad que no podemos practicar todo lo que desearíamos en el momento presente. Hay limitaciones, pero esto sucede a corto plazo. Creo que en un breve número de años podremos ver los resultados de las reformas educativas de los años noventa, en los que han finalizado sus estudios y en los graduados universitarios del año 2010 más o menos. Entonces se reconocerá que los que han aprendido a resolver problemas, los que han sido estudiantes con confianza en sí mismos, que no sólo tienen algún conocimiento, sino que también saben cómo alcanzar el conocimiento que necesitan y usarlo, no estarán entre ellos. El currículo no está consiguiendo lo que los políticos creen que quieren o al menos dicen que quieren. Uno de los problemas, por supuesto, es que se está produciendo un doble lenguaje: la retórica es sobre un currículo fuertemente centralizado, con los valores de pensamiento independiente, pensamiento crítico, colaboración y otros, con una firme base en el conocimiento y en la comprensión. Todo esto es la retórica, pero en la práctica la influencia del mundo de los negocios es extremadamente fuerte, y aquellos no son en absoluto los valores que desean, ya que quieren trabajadores ocupados en puestos de trabajo de bajo nivel tecnológico, y de este tipo son las oportunidades laborales actuales. Es decir, sólo un pequeño porcentaje de la población está implicada en profesiones de alto nivel con actividades muy exigentes que requieren habilidades complejas. Al contrario, cada vez más, la población al terminar sus estudios escolares encuentra trabajos muy poco exigentes, en industrias de servicios y así, y los valores de pensamiento crítico o acción independiente, no son realmente de mucha importancia para los empresarios. Así pues, me parece que la retórica de las metas educativas no es completamente honesta. El énfasis en el aprendizaje continuo está esencialmente orientado hacia la adquisición de algunas habilidades nuevas pero de bajo nivel, para que los trabajadores puedan ser desplazados cuando sea necesario. No se trata de la realización personal. Una de las cosas que tenemos que hacer es criticar los documentos que producen los gobiernos sobre lo que creen que es la educación, y mostrar que no están siendo honestos, estrictamente hablando. Hubo un artículo muy bueno el sábado pasado en el Toronto Star, criticando al gobierno de Ontario por haber traicionado a los padres al introducir este nuevo currículo, justificándolo con la retórica de que iba a ser para el bien de los niños, mientras que de hecho la evidencia muestra que la dirección que están tomando no es en el beneficio de los niños. Hay algo, creo, de lo que tenemos que ser conscientes, y es que las decisiones actuales que toma el gobierno, el estado, y las instituciones locales, tienen objetivos políticos que no son democráticos, que no son igualitarios. Pero al mismo tiempo me parece que en pocos años el fracaso del actual énfasis político en el currículo llevará a una reevaluación de todo el sistema.
Creo también que el creciente potencial de los recursos basados en los ordenadores está afectando al camino que sigue la educación. Nos guste o no, cada vez más el aprendizaje de los estudiantes vendrá de la exploración en Internet, y es obvio que esto cambiará lo que sucede en las aulas. Cuando el profesor o el libro de texto no sean ya más la única o la más interesante fuente de información, entonces se producirá algún tipo de reevaluación. En conclusión, creo que tenemos que vivir con la esperanza puesta a largo plazo, y esto significa que aunque los profesores en este momento tengan pocos incentivos para ser investigadores, o para intentar poner en práctica en sus clases un aprendizaje basado en la investigación, deben recibir todo el apoyo que podamos encontrar, porque ellos serán los líderes, ellos serán los únicos que podrán ayudar a otros profesores cuando cambien los vientos hacia una mejor dirección. No viviré para verlo, pero confío en que estos cambios se producirán.
– A propósito de esto, ¿qué sitio crees que ocupa DISE, aquí, en Ontario, en relación con los políticos? OISE es una de las más importantes instituciones en educación, y en general ha mantenido una orientación progresista. Por lo tanto, ¿cuál es la posición de OISE en la actual circunstancia política?
– Cuando se fundó OISE en los años sesenta, y también durante los ochenta, no hay duda de que los escritos y la investigación de los profesores de OISE tuvieron bastante influencia en las ideas que mantuvo el gobierno de Ontario sobre la educación. Podemos ver las conexiones concretas. Personalmente yo mismo solía estar implicado en reuniones de trabajo en el ministerio cuando estaban diseñando documentos sobre el currículo para las autoridades locales y los profesores. Todo esto ha cambiado en los últimos años. Es evidente que el gobierno actual no tiene ningún interés en las contribuciones que pudiéramos hacer. Pero, como antes dije, los gobiernos cambian -y esto bien podría suceder también ahora- por lo que no debemos deprimirnos demasiado con una visión a corto plazo. La obligación de OISE es la investigación, la enseñanza y el desarrollo profesional. Hay tres direcciones, pues, en las que continuaremos teniendo influencia. A través de la investigación y la publicación de la investigación podemos contribuir al diálogo entre la comunidad de investigadores, y también dirigirnos a los políticos que estén dispuestos a leer más allá de su estrecha especialización. Estoy seguro de que a lo largo de los años los investigadores de DISE han contribuido muy sustancialmente al desarrollo de prácticas innovadoras en educación. Nosotros seguiremos siendo el sitio más importante para que los profesores continúen su propia formación personal sobre educación a través de los programas de master y doctorado, que además se están extendiendo internacionalmente porque tenemos aquí muchos estudiantes de otros países. No quisiera rebajar la importancia del papel que desempeñamos al proporcionar formación a los educadores, porque si hablamos de subvertir la política del gobierno, cuanto mayor sea el número de profesores de a pie que retan la política gubernamental a través de su práctica y de su discurso, más fácil será que los valores en los que creemos llegarán a ser importantes. Y en cuanto al trabajo de desarrollo, muchos de nosotros estamos implicados en proyectos que se llevan a cabo en escuelas y con profesores, en los que tratamos de compartir nuestra exploración de formas de conseguir los valores en los que creemos, dentro del marco del sistema político actual. Por lo tanto, no creo que haya cesado el impacto de OISE.